La salud mental ha dejado de ser un tema tabú para convertirse en una prioridad pública en Argentina.
Autora: Hanix.
El aumento de los trastornos emocionales, la precariedad en el acceso a tratamientos y el impacto social pospandemia reflejan una problemática profunda que exige atención inmediata.**
En los últimos años, la salud mental se ha instalado en la agenda pública argentina con una fuerza sin precedentes. Según un informe del Ministerio de Salud de la Nación, 1 de cada 3 personas en Argentina ha experimentado algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida, siendo los más comunes la ansiedad, la depresión y el estrés postraumático (Ministerio de Salud, 2023: https://www.argentina.gob.ar/salud/saludmental).
Esta cifra cobra aún más relevancia si se considera el impacto emocional que dejó la pandemia del COVID-19, que incrementó los niveles de angustia y aislamiento, especialmente en jóvenes y adultos mayores.
A pesar de la creciente demanda, el sistema de salud aún enfrenta serias deficiencias. La Organización Panamericana de la Salud ha señalado que Argentina destina solo el 1,47% del presupuesto sanitario a salud mental, y gran parte de esos recursos se concentran en hospitales psiquiátricos, en lugar de servicios comunitarios accesibles (OPS, 2022:
https://www.paho.org/es/noticias/10-10-2022-dia-mundial-salud-mental-invertir-salud-mental-es-necesario