La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado el mundo en las últimas décadas. Si bien promete transformar positivamente áreas como la medicina, la educación y la sostenibilidad, también despierta preocupaciones sobre el desempleo, la privacidad y la equidad social.
Avances y beneficios de la IA
La IA ha tenido un impacto significativo en múltiples sectores. En la salud, por ejemplo, algoritmos como los de DeepMind de Google han superado a médicos humanos en diagnósticos de enfermedades como el cáncer de mama. En la industria, la automatización de procesos mediante IA ha mejorado la eficiencia y reducido errores humanos. Además, la personalización en plataformas como Netflix o Amazon demuestra cómo la IA mejora la experiencia del usuario. Estos beneficios, no obstante, van acompañados de riesgos importantes.
Fuente: Nature (2020). ‘International evaluation of an AI system for breast cancer screening.’ https://www.nature.com/articles/s41586-019-1799-6
Riesgos y desafíos éticos
Uno de los principales retos de la IA es su tendencia a replicar y amplificar sesgos sociales. Estudios han demostrado que los sistemas de reconocimiento facial tienen más errores en personas de piel oscura y mujeres. Además, la IA puede ser usada para vigilancia masiva, afectando la privacidad y la libertad individual. La toma de decisiones automatizadas sin transparencia también ha sido criticada por su falta de rendición de cuentas.
Fuente: MIT Media Lab (2018). ‘Gender Shades.’ https://www.media.mit.edu/articles/gender-shades-intersectional-accuracy-disparities-in-commercial-gender-classification/
Impacto laboral y económico
Según el Fondo Monetario Internacional, la IA podría afectar el 40% de los empleos globales, especialmente en países desarrollados. Esto ha despertado el temor de una mayor desigualdad, ya que los empleos menos calificados son los más vulnerables. No obstante, también se están creando nuevas oportunidades en áreas como análisis de datos, robótica o ciberseguridad. La clave está en la formación continua y la adaptación de los sistemas educativos y laborales.
La IA puede contribuir a combatir el cambio climático mediante la optimización de redes eléctricas, agricultura de precisión o predicción de fenómenos climáticos extremos. Sin embargo, el entrenamiento de grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT, requiere enormes cantidades de energía y agua, lo que genera un impacto ambiental considerable.
Fuentes: ONU (2023). https://www.un.org/en/climatechange/ai-and-climate-change MIT Technology Review (2021). https://www.technologyreview.com/2021/03/10/1020600/ai-climate-change/
Reflexión final del autor:
La inteligencia artificial es una herramienta poderosa: como cualquier tecnología, su valor depende del uso que le demos. Si bien sus aplicaciones pueden mejorar drásticamente nuestra calidad de vida, debemos actuar con responsabilidad para mitigar sus efectos negativos. Esto implica establecer marcos éticos, políticas inclusivas y sistemas educativos que preparen a la sociedad para convivir -y decidir- junto a las máquinas. No se trata de frenar el avance, sino de conducirlo con conciencia.
El encuentro, que contará con la presencia de empresarios de todo el país e importadoras de Alemania, Brasil y Chile.
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