Mario Valenzuela -1931/2009-, Tenía 14 años para el terremoto del 44, él vivía en Albardón, con su flia. Su padre Florentino Valenzuela, su mamá Ramona Brizuela. Lo entrevistamos para que nos contará lo que vivió para el terremoto del 44-
El falleció en el 2009, de un tumor cerebral, dos meses lo cuidamos en el hospital luego de la operación, que fue en vano. Antes de marcharse le hice esta nota, el siempre conservaba un silencio, era de muy pocas palabras, sabio en sus dichos y certero, se casó a los 25 años con Rosita Gutiérrez, eso fue mucho más tarde cuando se conocieron en Ullum. Nació el 25 de octubre de 1931, Rosita su compañera fallece en el 2012, nace el 12/01/1931.
Luego del terremoto, los dejó sin nada y se marcharon de Albardón a Ullum, a este dpto.. del oeste sanjuanino, en un contrato de viñedos, de la flia. Pizarro. Mario el mayor de toda esa flia. solía trabajar a la par de padre en los parrales, porque así de esa manera ahorraban una mano de obra que el patrón no pagaba. Vivieron en el callejón Pizarro, allí nacieron cuatro hijos varones, Mario, Daniel, Marcelo y Paulo.
Paso a contarles que pasó durante el terremoto del 44, el en la ciudad de San Juan, solo, allí lo sorprendió ese movimiento telúrico tan conocido en nuestro país.
La entrevista a mi propio padre, fue crucial, allí se desató contando detalle a detalle, vamos con la misma. Daniel Valenzuela
“AI otro día del terremoto llegué a A la plaza 25 de Mayo, vi algo impresionante… los cuerpos apilados pegados unos a otros, alrededor de la misma, cuerpos listos para ser cremados”.
“La estación de trenes hoy centro cívico, teatro del bicentenario, el ejército subía a los vagones atestados de gente que se marchaban, con lo puesto, a donde sea, los perros buscaban y olfateaban olores de carne humana putrefacta, detenían a esas personas, porque llevaban consigo “dedos” cortados, los mismos tenían anillos de oro, inmediatamente eran detenidos y encarcelados”
“Asi comenzaba el relato de Mario, y decía, “luego del terremoto llegó lluvia y un viento, que parecía el fin del mundo, se oían lamentos en las calles, llantos, gritos, corridas, no había luz, yo con mi bicicleta, solo, con 14 años, me salvé de morir lejos de mi casa”
No paraban los temblores, seguían las réplicas, estuvimos hasta el otro día, hasta que pudimos pasar para Albardón, mi padre vino a buscarme. Nos fuimos, casi caminando, con la bicicleta a la par.
“Hacía mandados a una señora, llamada Toriba, (casera de los Pizarro), era una tarde normal, un amigo luego de mis tareas me había invitado, por cerca del cuartel de los bomberos, eran las 20:30, llego un viento grandísimo, los edificios y las casas, caían, las cañas crujían y se sentían los estruendos, a la hora llego una tormenta, quedamos sin resguardo, auxiliando gente.
-Daniel-Como te salvaste, o como sobreviviste a ese terremoto?-
-Mario- me abrace a un árbol, yo estaba en la vereda, creo que era calle Gral. Ancha antes de Av. Córdoba, estábamos con mi amigo, cuando comenzó el terremoto, antes se oyó como un estruendo, como una bomba así fue el sonido, algo estalló, era un sonido sobre natural, y un tipo a nuestro lado nos gritó, ¡abracen el árbol, abracen el árbol! ….. no quería mirar al piso, al frente vi como caían las casas como si nada, ahí cerré los ojos, ya abrazado al árbol, y no sé, quedamos expuestos a la buena de Dios.
Éramos varios que abrazamos a ese árbol salvador, mientras atrás nuestro todo se derrumbaba, yo con los ojos cerrados, no sé si podía pensar algo, era terror que sentía, todos esos sonidos los tengo grabados en mi cabeza, éramos dos o tres a la par, o abrazados a ese árbol, y de ahí, apenas terminó de temblar, que fue largo, salimos a socorrer gente, como un instinto. Ese tipo fue como un ángel, no lo volvimos a ver nunca más, porque el salió corriendo, él nos salvó la vida a mí y mi querido amigo, y el sagrado árbol.
“Luego de mis tareas fui a verlo a mi amigo y esa hora fue la hecatombe.” Eran las 20.30 o 21.00 h. anochecía era enero, calor terrible”
entrevista
-Cómo fue que salvaste una mujer?. –
-M- Le salvamos la vida, le sacamos los adobes y una beba en brazos, íbamos pasando, era calle Santa Fé y Gral. Acha y la casa se vino abajo y la señora venía corriendo, la pared le alcanzo la pierna, quedó atrapada, vimos toda esa escena, le sacamos los escombros, y salió corriendo sin rumbo. Le dimos la Bebé, y corrió creo que llevaba la pierna quebrada porque rengueaba.
Fue la hora de la oración, volvimos a la casa, si es que quedaba algo, al volver se sentían quejidos de la gente, lloraban, gritaban, todo en la oscuridad total, electrocutados, las líneas de corriente estaban incrustadas en las cornisas, y eso mato a muchos. Fue como una guerra o algo así, nadie se podía explicar, casi todos murieron apretados por las casas y los adobones.
-volviste por La plaza 25, al otro día? –
-M- Fue una escapada, para mirar, y me sorprendió ver tanta gente muerta, hinchados, sin brazos, todo un día tirados en el piso, me quedó eso grabado toda una vida, al fin no debí haber ido a ver eso, pero nunca iba a imaginar encontrarme con todo el panorama de dolor.
-Esa noche volviste a tu casa en Albardón?-
-M- fue al otro día, Cuando llegamos a Albardón, ahí los patrones donde vivíamos en lo Pizarro, nos dieron una carpa y allí dormíamos, como 4 o 5 meses.
-Llegó la ayuda del estado?-
-M- Si, Al tiempo, llego de acuerdo a la flia. 5 o 10 Kilos de Harina, por flia. el municipio se encargaba, y el ejército te daba una tarjeta para retirar. 2 meses retirando esa ayuda. Así mermaron las réplicas, a mi padre le dieron casa en la finca, había un patio grande que daba a un corral, el hizo un rancho, luego estuvimos un año hasta que nos vinimos Ullum. Ranchos de caña y barro, con mis hermanos, que éramos 6 hasta ese día, todos niños yo soy el mayor de 10 hermanos.
-Contame algo más de Como fue volver a Albardón-
-Fue terrible, Mi papá vino a buscarme, al otro día, me quedé con mi amigo, no dormimos, nadie durmió, no se podía dormir por las réplicas, a parte su casa estaba en riesgo de derrumbe, eran fuertes y parecía que en cualquier momento volvía otro terremoto. Tomamos mate a la luz de un candil, no había luz eléctrica.
En la madrugada llegó mi padre y partimos hacia Albardón, era desolador, era otro San Juan, nos ubicábamos muy poco, estaba arrasado, un panorama desolador y terrible, como te dije esa noche se oían, llantos, lamentos, polvareda, y encima llegó lluvia, o sea era como una película de terror y de ciencia ficción, era “el fin del mundo”.
Al llegar a Albardón, estaba más destruido, era chato todo, casi ninguna casa en pie, me impactó una imagen, era una señora muy viejita, canosa, peinada para atrás, con una trenza gruesa, su cara muy arrugada, y chupada, sin dientes, masticaba permanentemente, seguro con alguna demencia o problemas mentales, o lo que es el Alzheimer, como ahora se conoce, era la abuelita sentada en una silla de ruedas, muerta de frio, porque solo tenía un chal sobre sus hombros y un vestido floreado entero mangas cortas, detrás de ella toda su familia aplastada por el derrumbe de la casa, seguro la sacaron a la puerta, vino el terremoto, atrás se cayó la casa murió toda la familia, y ella quedó sola ahí sentada al frente de lo que antes fue la casa.
El municipio la policía, aun no llegaba a auxiliar a la gente, nosotros tampoco la ayudamos, porque que íbamos hacer, nos detuvimos, pero seguimos viaje a casa.
Había corridas, nunca faltan los vivos, mucha gente robando, registrando casas o lo que quedaba de ellas, peleas, era un film ver todo eso, la decadencia de la humanidad, unos defendiendo lo que poco que tenían, con sus familias muertas, otros robando, bolsiqueando muertos.
Vivimos en carpa unos meses, pasamos miserias, mi padre estab sin trabajo o no se podía hacer nada, por las grietas, las muertes, los robos, a los meses nos fuimos a Ullum.