Entre cuatro varones, uno de ellos acostado y recuperándose de una o varias heridas, aparece María Marta Lemme, instrumentadora médica, vestida con un traje militar, lentes de marcos redondos y grandes, el pelo peinado tirante con raya al medio y una carpeta en sus manos.
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Viaja en el buque Rompehielos Almirante Irizar, que en 1982, fue acondicionado como un hospital para socorrer y atender a las víctimas argentinas del conflicto con el Reino Unido por la soberanía de las islas
La imagen en blanco y negro de Lemme, que toma con su mano derecha uno de los extremos de una cámara hiperbárica, permaneció durante 40 años guardada en el archivo fotográfico de Télam y corresponde a la cobertura gráfica que la agencia pública de noticias y publicidad hizo durante la guerra. Lemme es una de las 16 mujeres -enfermeras, instrumentadoras y diplomáticas- que tuvieron un rol activo en Malvinas, pero que fue borrado durante décadas de la memoria colectiva.
A mediados de 2022, en conmemoración del Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico, Télam abrió su archivo y puso a disposición de la comunidad las fotografías obtenidas por sus enviados especiales al conflicto bélico de 1982. Un material histórico y exclusivo, nunca antes publicado y preservado gracias al trabajo de los profesionales del archivo de Télam.
Las fotos fueron digitalizadas por el Archivo Nacional de la Memoria (ANM) y mostraron diferentes momentos de la guerra. El rescate de las fotografías permitió también destacar el trabajo, muchas veces censurado y hasta robado, hecho por el equipo de enviados especiales de Télam a Malvinas, integrado por los periodistas Juan José Marc, Diego Pérez Andrade, Juan Carlos Malod, y los reporteros gráficos Román Von Eckstein, Eduardo Navone y Eduardo Farré.
Uno de los hallazgos de la apertura de esos archivos fue, justamente, conocer que el Irizar fue acondicionado como barco hospital sobre el final de la guerra y también que allí se había desempeñado Lemme.
“Hicimos un relevamiento de todo el material de la cobertura en las islas de nuestros corresponsales. Encontramos negativos que no se habían visto antes”, dijo a Somos Télam Analía Garelli, coordinadora del proyecto y responsable del área de archivos de la agencia.
Garelli indicó que entre el material obtenido había “un rollo con fotos” tomadas en el Irizar y en las que, además de soldados heridos y helicópteros trasladándolos desde el continente, había tres imágenes en las que se veía a una mujer. “Consultamos con Ivy Perrando, documentalista que estaba trabajando con veteranas de la guerra de Malvinas, y supimos que era Lemme”, mencionó Garelli.
Perrando Schaller es fotógrafa documental y nació en 1982, el año de la guerra, en Río Gallegos, la capital santacruceña, a más de 600 kilómetros de Malvinas. “Mi madre me tenía en su panza mientras este pueblo al final del continente se oscurecía ante la posibilidad de los ataques ingleses por su cercanía a las islas y por tener, en sus hangares, a parte de los pilotos más valientes de la historia de nuestro país”, comentó Perrando Schaller en declaraciones a Somos Télam.
Durante aquel invierno del 82, que fue uno de los más cruentos en la Patagonia, los pobladores de Río Gallegos “dormían con un ojo abierto ante la posibilidad de escuchar la sirena del ataque aéreo” y escuchaban pasar sobre la ciudad los aviones que iban en línea recta hacia las islas. Eso le contaron a Perrando Schaller. Eso y otras cosas, pero durante varios años no tuvo noticias de la existencia de “veteranas” de Malvinas. “Las historias de esas mujeres eran un silencio profundo”, dijo. Sin embargo, cuando supo de ellas, sintió un “impacto enorme” y no necesitó mucho más para tomar el tema como “algo personal”.
-Somos Télam: ¿Recuerda cuándo tomó el primer contacto con la historia de las -veteranas de Malvinas?
-Ivy Perrando Schaller: Para 2018 estaba realizando fotografías cívico-militares. Después de hacerle un retrato a la primera mujer del grupo, la sargento ayudante Marcela Juarez, me comenta muy al pasar: “Deberías hacer esto con las veteranas de Malvinas”. Yo todavía sostenía mi cámara cuando la miré y le pregunté: “¿Veteranas?”
Ella se rió y me contó que conocía una de ellas que trabajaba en el Hospital Militar Central Cosme Argerich, en Buenos Aires, Su nombre era Silvia Barrera. La contacté por redes sociales y quedamos en ir a visitarla donde aún seguía trabajando: el mismo hospital en el que ella estaba cuando el cable urgente de Puerto Argentino solicitaba que envíen instrumentadoras quirúrgicas a Malvinas. Viajé a conocerla y ella me dio una lista de nombres. Ese fue mi “hilo de Ariadna”. Y durante los siguientes años fui haciendo un trabajo de hormiga buscando, encontrando y conociendo a cada una de las 16 mujeres que entraron dentro del teatro de operaciones Atlántico Sur y son, al día de hoy, las únicas veteranas de guerra que tiene nuestro país dentro del siglo XX.
-ST: ¿Qué le contaron esas mujeres sobre el rol que tuvieron en Malvinas y cómo las marcó cumplirlo?
-IPS: Trato de no hablar en plural sobre ellas porque sus experiencias son profundamente disímiles y no corresponde intentar homogeneizar los aspectos de su testimonio. Aun así, hay algo que ellas tienen en común y es la voluntad. El ejercicio de la voluntad. El aspecto más soberano de elegir qué hacer con sus vidas en un momento tan álgido como lo fue 1982. Y ellas, todas ellas, eligieron dónde estar.
De las 16 veteranas, solo una era militar: la cabo principal Liliana Colino, que fue la única que subió a un avión Hércules C-130 que aterrizó en la bombardeada pista de Puerto Argentino. Junto a ella también pisaron las islas Doris West, que llegó a bordo del buque de transporte ELMA (Empresa Líneas Marítimas Argentinas) Formosa y las tres mujeres que integraron la Misión Influencia: Maureen Dolan de Richards, Sylvia Storey y Cristina Cormack, que viajaron a bordo de un vuelo de Aerolíneas Argentinas.
En Bahia Groussac esperaban las instrumentadoras del Ejército. En el Rompehielos Irizar estaban Silvia Barrera, Susana Mazza, María Marta Lemme, Norma Etel Navarro, Angélica Sendes y Cecilia Riccheri. Todas observaban las balas trazantes de los combates nocturnos como “un espectáculo dantesco”, dirían años después. Todas pudieron negarse, pero dijeron que sí.
-ST; ¿Cuán relevante fue su paso por el archivo de Télam? ¿Qué encontró allí y cómo valora lo que guarda ese lugar en materia fotográfica y documental en sí?
-IPS: Cuando Télam abrió el archivo de Malvinas, el impacto fue brutal. Y si bien lo que se mostró fue una mínima parte, fue suficiente para encontrar, entre sus fotos, a una jovencita Marta Lemme, que con sus lentes fotosensibles iba de aquí para allá, partiendo su tiempo entre la cámara hiperbárica y los soldados que salían del quirófano y ella tenía que controlar. Fotos que suceden sin que Marta se dé cuenta. Lo sé porque lo charlamos.
Porque no tiene idea de quién le hizo esa imagen. Ni dónde estuvo guardada por 40 años sin que pudiera verla. Ni ella ni el personal médico del Irizar que la acompaña, ni los muchachos de pijama blanco que se recuperaban en las camas del Irizar. De la mano de Analía Garell,i y con varios cafés de por medio, empezamos a ver imágenes guardadas que venían a ser las piezas de ese rompecabezas que faltaban. Hay que imaginarse lo que fue para las mismas familias ver estas imágenes. Hijos que no sabían qué hicieron sus padres en la guerra, una historia que se repite a lo largo y ancho de nuestro país.
Esas fotos dormían huérfanas en el Archivo de Telam. Los sobres ordenados pulcramente. Los folios con los negativos resguardados. Y algo que no sabía: las diapositivas. Fotos a color. Lo que sabía de las veteranas en blanco y negro, se alzaban de los contactos con los colores reales. La memoria colectiva de los veteranos y veteranas, de sus familias y de la población civil que necesita, porque no solo es su derecho sino también su deber, conocer qué pasó. Conocer a quién le pasó. Hombres y mujeres cuyas memorias tienen nieblas que protegen su salud mental pero cuyas acciones fueron captadas por los lentes de Télam que, hasta el último momento en que tuvieron que dejar las islas en el Irizar, siguieron fotografiando.
El Archivo de Télam es historia y esa historia es la Argentina. Si pasó 40 años en la oscuridad, quizás sea hora de mostrarlo y que también las personas que queremos saber más encontremos las respuestas allí. Si una imagen vale más que mil palabras, ¿cuántas palabras sin contar quedan aún guardadas en Télam? ¿Cuántos de nosotros las queremos escuchar? Muchos. Protejan el archivo porque el trabajo no terminó.
Los rostros de las descendientes británicas que integraron la “Misión Influencia”
Como parte de la reconstrucción hecha para establecer el rol que tuvieron las mujeres durante la guerra de Malvinas, Perrando Schaller colaboró con su trabajo para echar luz sobre la llamada Operación “Influencia”, un operativo militar ordenado por el Estado Mayor Conjunto durante la última dictadura cívico militar y llevado a cabo en las islas en medio del conflicto de 1982.
En 2009, por medio de una resolución del Ministerio de Defensa, la Argentina reconoció como veteranos de guerra a un grupo de siete civiles descendientes de ingleses por haber prestado funciones en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS) en el marco del operativo militar “Influencia” dirigido militarmente por el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, indicó un comunicado de aquel momento.
Tres de los civiles eran las mujeres de ascendencia angloirlandesa Sylvia Storey, Maureen Dolan y Cristina Cormack, que con motivo de la misión viajaron en dos oportunidades a Puerto Argentino: el primer periplo está fechado el 16 de abril y el segundo se extendió durante los días 24, 25 y 26 de ese mismo mes, ya declarada la guerra pero con la flota británica todavía lejos del Atlántico Sur.
Perrando Schaller logró contactarse en su momento con Cormack, que le contó la experiencia vivida por las tres que eligieron ir a las islas para ponerse en contacto con los isleños. En una de las fotos recuperadas del archivo de Télam se la ve a Cormack hablando con soldados argentinos y explicándoles el modo en el que encarará la misión.
La fotógrafa documental santacruceña elogió aquel “ojo del fotógrafo que no estaba seguro de quiénes eran” aquellas personas, pero cuya presencia en Malvinas fue reportada por un cable de Télam fechado el 24 de abril de 1982: ‘Un grupo de siete personas, descendientes británicos e irlandeses, arribaron esta noche procedente de Buenos Aires’”.
En aquella imágenes rescatadas del archivo de Télam pudo verse, señaló Perrando Schaller, a “una jovencísima Cristina Cormack, con sus piernas colgando de la puerta trasera de un avión de Aerolíneas Argentinas en la pista de Puerto Argentino; a Maureen Dolan de Richards, la primera rectora del colegio San Patricio; y la tranquila sonrisa de Sylvia Storey, la inglesa que llegó a la Argentina con sólo 8 años y que a los casi 50 dejó en el continente a su marido y sus cinco hijos para ir a las islas a convencer a sus habitantes que la Argentina era el lugar correcto para vivir”.